15/05/2020

Nueva Anormalidad

Un viejo sueño de cualquier tirano consistía en poder encerrar a todos los ciudadanos que no compartían sus mismos criterios acerca de lo que se debe considerar o no como algo normal.

Lo normativo suele encontrarse un paso antes de lo legislativo para cualquier dictadura digna de tal nombre: recuerden que las mujeres no tenían mayoría de edad en este pais hasta cumplidos los 21 años hace apenas cuarenta años. Consideraba el legislador que los peligros de extravío en el sexo femenino eran tan graves que se necesitaba aparato legal para custodiar a las mujeres hasta una edad avanzada. El poder deseaba tenerlas en casa y con la pata quebrada, era lo normal.

También se consideraba una buena costumbre estar en el domicilio a partir de las diez de la noche (salvo en fiestas señaladas) todos los ciudadanos de buen vivir no deberían trasnochar más allá de ciertas horas consideradas “normales”, pues era deseable que estuviesen frescos para emprender la jornada laboral al día siguiente de buena mañana. De ahí la expresión popular: “sábado sabedete, camisa nueva y un polvete” pues normalmente el domingo era día de descanso.

Pensarán que hablamos de la prehistoria de la sociedad, pues no, estamos hablando del confinamiento ante un virus que apenas nadie conoce pero ante el cual todos los gobiernos se han apresurado a legislar su incompetencia.

No estamos encerrados por un temor al contagio, de hecho todos en algún momento seremos contagiados, estamos encerrados especialmente por carecer de medios suficientes para ser atendidos ante un pico de infecciones que podrían colapsar nuestros medios sanitarios escasos y deficientes.

El número de contagiados entre los sanitarios españoles resulta revelador, de ahí los aplausos a las 8 de la tarde, que más que reconocimiento a la labor suicida de nuestros sanitarios eran un recordatorio ritualizado de que los triajes hospitalarios podrían enviarnos al otro barrio!

La tiranía debe contar siempre con vías de escape para mantenerse en el poder: así los llamados trabajadores esenciales aguantan el tirón a pie de cañón, en los mercados de abastos, en las panaderías, en carnicerías y pescaderías, en farmacias, en transportes...las colas fueron la suerte del tonto, gracias que nos dejan bajar a comprar productos de primera necesidad (el gobierno es bondadoso!)

Pero hasta la fecha no hemos conocido cuántos de estos trabajadores esenciales se han contagiado con el virus (y en caso de hacerlo han seguido trabajando como si nada) pues este dato podría resultar revelador para poner de manifiesto la estúpida reacción de un gobierno que prefiere devolvernos a las cavernas antes que emplear criterios sanitarios e higiénicos democráticamente aceptables.

Como hemos indicado los únicos infectados en grado sumo han sido los trabajadores sanitarios (limpiadoras, auxiliares, enfermeras... siempre en femenino) a los cuales los gerentes han condenado a la nueva esclavitud: sin protecciones, sin instrucciones claras, sin recursos humanos -Unidad Militar de Emergencias- incluso se les permitió aislarse en hoteles para volver al día siguiente al tajo en prácticamente las mismas inhumanas condiciones.

Recordemos al Tirano de Siracusa cuando el jóven Platón insistía en que la geometría resultaba imprescindible para el buen gobierno del Estado, su respuesta fue clara, lo único que realmente importa al Estado es recaudar dinero gracias al mantenimiento vivo de los mercados: y envió a su preceptor para ser vendido como esclavo...

Ojalá hubieramos hecho lo mismo con nuestros gobernantes!

El mercado funcionó en la medida que le interesaba al Estado: productos de alimentación (bebidas alcoholicas), farmacéuticos (drogas y tabacos), de limpieza (desinfectantes), funerarias (casi colapsan)... recaudaron más dinero que en cualquier otro momento de nuestras vidas.

Redes eléctricas, informáticas, prensa, radio y televisión como aparatos de proganda full time recibieron las primeras inyecciones económicas para mantener el “estado de alarma” como algo imprescindible para contener la Pandemia!

Considerar normal la reclusión forzosa de millones de personas tenía un coste adicional en nuestros días, debía evitarse la revuelta social a cualquier precio, y sacaron de la manga un instrumento denominado ERTE (convirtiendo en “vacaciones” las restricciones sumarias de empresas y trabajadores no esenciales) unas vacaciones forzosas (permiso retribuido y recuperable) que deberías pasar confinado en tu casa! (si la tenías).

Ni en sueños nuestro tirano podría haber ideado un mejor modo de controlar la vida de sus trabajadores: descansen ahora para que pueda explotarlos más adelante!

Ahora no trabajen, cuando me interese ya los llamaré, quédense quietos y consuman poco!

No creo que a nadie le interese repasar las actuaciones policiales que llevaron a la población a regresar a sus cavernas! Se elogiaba el comportamiento cívico mientras las multas se imponían cinco veces más rápidamente que las pruebas PCR para detectar infectados!

No estábamos a virus, estábamos a multas! Que gracias al estado de alarma y a la ley de seguridad ciudadana (mordaza) nadie podría recurrir sin aumentar previamente en un 50% la sanción económica impuesta por la Única Autoridad incompetente.

Pasados los primeros 60 días abren la puerta de la cueva y nos dicen qué debemos hacer y qué cosas no debemos siquiera soñar en el “Nuevo Estado” (nueva normalidad).

Podemos hacer colas ante ONGs para pedir comida (los ERTE no cobrados nos han convertido en pobres de solemnidad!), podemos llamar por teléfono a Protección Civil para que nos traigan mascarillas (si somos pobres!) pedirla gratuitamente en la farmacia más próxima no es una opción.

Tendríamos que seguir con una larga lista de fases, franjas horarias y actividades permitidas y consideradas normales por la autoridad y otras que ni siquiera se contemplan en un horizonte cercano: no se le ocurra visitar a su madre en una residencia (debe protegerla!) pero puede consumir en una terraza hasta las 2 de la madrugada...!  Después llegará el "toque de queda" y cenaremos a las 8 de la tarde.
 
Seremos más pobres, seremos más sumisos, más dóciles...   Que solos se quedan los vivos

2 comentarios:

  1. Con una deuda pública disparada al 125% del PIB, un aumento del 16% en el precio de la electricidad, pasaremos un noviembre confinados para que el Gobierno apruebe los presupuestos "expansivos" bajo la presión de un nuevo Estado de Alarma.

    Ya se han acostumbrado a MANDAR !

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  2. Dice Sartorius que La Nueva Anormalidad mantendrá una brutal desigualdad. Solución: pagar más impuestos, eliminar la economía sumergida y mejorar la calidad laboral. Como siempre, sólo es un libro !

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Boga con dous remos...